El inteirorista Abel Pérez Gabucio ha devuelto el esplendor a este piso de 220m2 construido en el siglo XIX.
Mucho arte
El arte ocupa un espacio preferente en toda la casa.
Recuperar el pasado
Las molduras y los rosetones originales se restauraron.
Colores cálidos
Sobre una base neutra, el interiorista del estudio Àbag ha dado pinceladas de colores más vivos, como el rojo de la pareja de butacas del salón.
Toca madera
Tampoco faltan los toques naturales, como la madera.
Mucha luz
En todas las estancias se buscó aprovechar al máximo la luz natural y las vistas al paseo de Gracia de Barcelona.
A medida
Toda la carpintería está hecha a medida, diseño también del interiorista, acabada en roble lacado gris topo a poro abierto
Zona de confort
Vista del salón desde otro ángulo.
Todo en uno
“Para el salón-comedor-cocina, mi cliente quería un espacio único, abierto, lleno de luz", explica el interiorista.
En cartel
En el comedor, como contrapunto al clasicismo de la arquitectura, un cartel del estreno de la película Tintín y el Lago de los Tiburones comprado a un coleccionista en París.
Cocina
Una isla delimita el espacio de la cocina manteniendo el concepto abierto.
Mira por dónde pisas
El suelo de la cocina está compuesto por azulejos hidráulicos recuperados.
Obra predilecta
En la entrada, una obra de su pintor fetiche: John Olsen.
Amplitud de miras
Se decidió abrir la planta y convertir el antiguo pasillo original, estrecho y con pequeñas estancias a un lado, en el distribuidor.
Guiño al pasado
Se mantuvieron dos ventanas de origen, recuerdo de lo que fue.
El pasillo
Gran capacidad
Una estantería a medida aprovecha un recoveco del pasillo.
Día y noche
El interiorista delimitó la zona más pública de la privada mediante este escalón de tarima negra.
Dormitorio
El arte destaca sobre el fondo gris de la pared.
En suite
El piso tiene dos dormitorios con baño incorporado y acceso a una galería.
Baño relajante
"En los baños, el lugar más contemporáneo de la casa, se aprecian líneas puras y mármol, mucho mármol, seleccionando pieza a pieza para dar continuidad a las vetas", explica el interiorista.
Segundo dormitorio
Jardín de invierno
La galería se ha convertido en un jardín de invierno, con hexágonos de cerámica artesanales en blanco y negro para el suelo y donde para las paredes se escogió un papel selvático hecho a mano por una artista lituana. Los sillones en ratán son "un guiño a la primera reunión que tuve con el propietario, son el mismo modelo donde estuvimos sentados”, comenta el interiorista. Las mesas tienen una estructura de hierro crudo y sobre de mármol verde alpino y rojo alicante.
"Había un sentimiento de postguerra en todos los rincones. Un espacio desdichado, con mucho encanto, pero casi indiferente a sus casi 110 años de historia”. Así describe el interiorista Abel Pérez Gabucio, del estudio Àbag, lo que sintió la primera vez que cruzó el umbral de la puerta de este piso de 220 metros cuadrados construido a finales del siglo XIX en pleno paseo de Gracia de Barcelona. "El propietario, un famoso empresario australiano, ya poseía un pequeño apartamento en Barcelona y ahora quería un lugar cómodo y amplio donde poder recibir invitados. Un pied-à-terre con las comodidades de una vivienda habitual", continúa.
Para rendir homenaje a su larga historia, el interiorista recuperó todas las molduras y rosetones que fueron posibles. Aquellos irrecuperables, al igual que los suelos, se sustituyeron con volúmenes contemporáneos que se inspiran en los originales de estilo Art Déco y dialogan con ellos. Como el propietario quería que, ante todo, fuera funcional, los espacios se abrieron, creando un único ambiente para el salón-comedor y la cocina y convirtiendo el pasillo anterior, estrecho y del que partían muchas estancias, en un amplio recibidor.Como frontera entre la zona de día y la de noche encontramos un escalón negro. Tras pasarlo, llegamos a los dos dormitorios donde nos recibe una cálida moqueta de lana que le da un toque inglés. Los baños, el lugar más contemporáneo de la casa, se aprecian líneas puras y mármol, mucho mármol, seleccionando pieza a pieza para dar continuidad a las vetas.
El arte también ocupa un lugar preferente en el proyecto, sobre todo las obras del artista John Olsen, "mi descubrimiento en este proyecto. Me encanta. El propietario y yo escogimos juntos cada pieza para cada estancia", explica Abel. En sus propias palabras, “el resultado es un ambiente luminoso, cálido y atemporal, un lugar acogedor y práctico donde pasar unas semanas de visita en la Ciudad Condal (que cada vez son más a menudo)... ¿Por qué será?”.